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Cómo manejar el estrés para mejorar la calidad de vida y la productividad

Cómo Manejar El Estrés Para Mejorar La Calidad De Vida Y La Productividad

La buena atención al cliente comienza con uno mismo. Por eso es tan importante aprender a menejar el estrés. Es muy difícil atender bien a otras personas si uno se siente amargado.

Ni siquiera se puede ser buen estudiante, padre de familia, o esposo si no aprendemos a manejar positivamente las presionas cotidianas de la vida.

Con pequeñas acciones diarias podemos encontrar grandes soluciones para mejorar nuestra calidad de vida, lograr un mejor rendimiento en el trabajo, mantener mejores relaciones con nuestros amigos, y compartir momentos significativos con la familia. En fin, obtener mayores satisfacciones en todos los ámbitos y situaciones.

Cuando escuchamos hablar de estrés, con frecuencia pensamos que su solución sólo depende de que desaparezcan sus causas. Pero con ciertas prácticas podemos brindarnos buena atención a nosotros mismos y de esta manera ampliar nuestras oportunidades de bienestar.

Las situaciones estresantes nos perjudican de diferentes maneras. Pero también existen muchas maneras de mantenerlas bajo control.

Aprendamos a reconocer las causas del estrés

Cuando somos adultos, nos estresamos por razones vinculadas al trabajo y el estrés le cuesta a las empresas miles de millones de dólares traducidos en baja productividad, absentismo y reclamos por compensación.

Así mismo, nos estresamos por cuestiones monetarias. En muchos casos, pagar las deudas de la casa y manejar las cuentas bancarias es lo más estresante dentro de las tareas del hogar.

Y a casi todos los que tenemos funciones de padres nos estresan las diversas responsabilidades familiares.

También debemos comprender los síntomas

¿Cómo se refleja el estrés en nuestro organismo y funcionamiento?

Disminuye nuestra capacidad de concentración.

Aumenta nuestra presión arterial y los riesgos de salud que esto trae.

Se incrementan los trastornos emocionales y el mal humor.

Malestares estomacales y perturbaciones del sueño.

Aumento o disminución de peso.

Disminución del impulso sexual.

¿Y el efecto de la tecnología en el estrés?

La tecnología es una aliada para facilitar nuestras vidas. Sin embargo, su uso inadecuado puede convertirse en una pesadilla para nuestra tranquilidad.

Diversos estudios comprueban que trabajadores distraídos por e-mails y llamadas telefónicas sufren una caída en el coeficiente intelectual de más del doble que aquellos que consumen sustancias psicotrópicas.

También existen investigaciones acerca de Facebook en las que los participantes dijeron que este sitio los hacía «sentir ansiosos y culpables por rechazar invitaciones de un amigo, presionados a publicar actualizaciones inventivas, y frustrados de tener que aplicar diferentes reglas de etiqueta online con diferentes amigos».

Muchas veces se ha insistido en la importancia de saber manejar el email y las redes sociales con criterios de eficiencia para la vida personal y laboral.

Estamos inmersos en el mundo de Internet. Sin embargo, nuestra salud y productividad depende de aprender a manejar el estrés.

El estrés también es contagioso

En el cerebro, las neuronas realizan funciones que permiten a las personas mantener alertas constantes acerca de su entorno. Por esta razón, es fácil contagiarnos del estrés de los demás.

Así se configura un círculo vicioso en el cual el estrés de quienes nos rodean siempre nos contagia (aunque nos esforcemos por estar tranquilos).

Saber manejar el estrés nos permite marcar la diferencia en nuestras relaciones y también nos ayuda a recobrar el equilibrio y cierta paz.

El estrés puede ser paralizante, pero manejarlo adecuadamente puede crear mejoras drásticas en nuestras vidas.

Una de las características resaltantes en  personas que viven 100 años es su habilidad para manejar el estrés.

¿Cómo manejar el estrés para brindarnos mejor atención?

Podemos detener al estrés antes de que comience. La planificación personal y los buenos hábitos de organización son formas sencillas de mantenerlo a raya.

El desorden físico puede afectar nuestro humor y productividad. Despejar el espacio de trabajo, con orden y limpieza, también ayuda a despejar la mente.

No se trata de convertir la planificación y el orden un motivo mas de estrés, sino en mecanismos sencillos de ayuda para evitar los sobresaltos que producen los imprevistos que siempre nos rodearán.

También a través del cuerpo podemos influir en nuestras mentes. Por ejemplo, si nuestra agenda no nos permite asistir con regularidad al gimnasio, podemos estacionar lo más lejos que se pueda del lugar de trabajo y caminar, o tomar las escaleras para llegar a nuestro apartamento u oficina, o estirarnos en nuestro escritorio para liberar las tensiones.

No es indispensable tener una rutina de gimnasio o ser atletas de alto rendimiento para combatir el estrés. Basta con caminar media hora cada día o realizar una rutina sencilla de ejercicios caseros y sostener una vida físicamente activa.

Podemos renunciar al sedentarismo. Es algo que está a nuestro alcance.

Recuerda que siempre podemos desarrollar el optimismo y aprender a disfrutar de cosas que en un principio no nos gustan…

Algunos de los beneficios de saber manejar el estrés

El esfuerzo que se requiere para gerenciar mejor las presiones que generan estrés proporciona sustanciosos beneficios:

Mejoramos nuestra concentración.

Nos resulta más fácil tomar decisiones.

Cuando dormimos logramos descansar de verdad.

Generamos más endorfinas y así también mejoramos el estado de ánimo y nuestra apariencia física.

Nos volvemos más productivos: el tiempo nos rinde más y las tareas las hacemos con menos esfuerzo.

Mejoramos la digestión y nos sentimos menos pesados después de comer.

Nuestro sistema inmunológico se hace más sano y nos enfermamos menos.

Nos sentimos con más energía durante el día y los retos y dificultades nos afectan emocionalmente menos.

Nos provoca atendernos mejor a nosotros mismos y a todos los clientes con quienes interactuamos.

Nos resulta más estimulante autoexigirnos y autosuperarnos.

Toma el control de lo que está a tu alcance y actúa

Cuando nos sentimos abrumados por las presiones de un entorno que no podemos controlar nos estresamos. Es decir, sentir que no tenemos control es un factor estresante importante.

Así que comenzamos a mejorar la gerencia del estrés al enfocarnos en lo que sí podemos controlar. Por ejemplo, un mínimo de ejercicios diarios, entrenar cotidianamente nuestro optimismo y establecer metas diarias que podamos cumplir.

Ni siquiera tiene sentido estresarse por el estrés.

También podemos aprender a decir «no». Aceptar nuevos deberes cuando ya estamos muy ocupados no es útil.

Debemos aprender a conciliar nuestras ambiciones con los recursos y capacidades disponibles. Recuerda el sabio refrán: «el que mucho abarca, poco aprieta».

Ciertamente es importante mantener una disposición positiva a asumir nuevas tareas. Pero si no las cumplimos cargaremos con un estresante sentimiento de frustración y baja autoestima.

Atender bien a las personas y ayudarlas a satisfacer sus necesidades nos hace sentir que somos útiles. Cada persona que ayudamos de manera especial, también trascendemos profesional y espiritualmente.

Atender bien a los clientes puede ser una gran fuente de anti estrés y es una decisión personal que está a nuestro alcance.

También hay que hacer pausas y regalarse tiempo

Tomarse un poco de tiempo personal es una de las formas más populares para prevenir el estrés. Pero no lo asumas como un acto egoísta o como una distracción innecesaria o superficial.

Durante las actividades recreativas llenamos el tanque del entusiasmo y encontramos mucha inspiración para que las presiones externas nos afecten menos y así poder cumplir con nuestras metas.

Identificar las actividades que más nos gustan y practicarlas con más frecuencia. Esta es una de las maneras de relajarnos más y conectarnos con la paz interior, la creatividad y la energía personal.

Igualmente, recuerda poner límites y orden a las actividades en redes sociales y al trabajo con el email.

Manejar el estrés implica aprender a tomar control sobre la forma de invertir tu tiempo.

Esto también significa tomar el mando de la propia vida a través de una actitud apreciativa de las habilidades propias.

Es importante desarrollar nuevos hábitos que nos lleven a darle nuevos significados al trabajo, y de esta manera ser más productivos.

No nos conviene relacionarnos con las actividades laborales como si se trataran de sacrificios o castigos.

Mientras más complejo es un reto profesional más oportunidad tenemos de crecer, aumentando la inteligencia emocional y las habilidades laborales.

Depende de nosotros mismos asumir y comprender que las dificultades están ahí. Enfocar las oportunidades y colocar a un lado el auto sabotaje, el derrotismo o la autocompasión no significa ser poco realistas ni optimistas a ultranza.

El reto planteado es utilizar las propias fortalezas para cumplir metas mesurables y estimulantes para seguir adelante, mejorando la calidad de vida al mejorar la atención que le damos a la propias salud.

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